E: ¿Cómo nace Carta Baladí?
César (cantante): Un poco por casualidad. Javi (guitarra) y yo
íbamos juntos a clase de guitarra, y un día me comentó que conocía un batería
con el que podíamos tocar. Empezamos haciendo versiones fáciles, y luego
seguimos con canciones que yo tenía compuestas. Al final nos lo tomamos en
serio, y a los dos meses ya dimos nuestro primer concierto. ¡Y qué concierto!
Fue un desastre en cuanto a profesionalidad se refiere, pero lo pasamos muy
bien. Después de esto, empezamos a grabar. Todo lo hemos grabado nosotros,
desde que empezamos en 2004.
E: ¿Qué más recordáis de ese primer concierto?
C: Surgió de unos amigos que iban a dar un concierto. Nos apetecía
mostrarnos al mundo, y tuvimos nuestra primera oportunidad. El sabor del
escenario engancha, y a partir de ahí seguimos dando directos sencillos y
gratuitos. Ahora, cuando nos vemos desde fuera y con el paso de los años, nos
hace gracia, a veces pienso ‘¡pero qué mal cantaba!’, pero año tras año hemos
ido mejorando y controlamos todo aquello que antes nos ponía nerviosos.
E: ¿Cómo se está recibiendo entre el público Con humilde osadía?
C: Parece ser que las críticas de los medios son muy favorables.
Sorprende que sea un disco doble, que tengamos una canción de media hora, la
presentación, las fotografías,… A través de las redes sociales hemos visto que
a la gente le está gustando. Estamos satisfechos con lo que estamos
consiguiendo, porque teníamos la espina de los otros discos que grabamos en
2009. Los grabamos de un modo precario, casero. A veces nos damos cuenta de que
tienen su encanto, su sonido de la época, y nos entra nostalgia, pero son difíciles
de escuchar. Teníamos un sabor agridulce, sobre todo después de grabar el
segundo disco, que tenía buenas canciones pero lo grabamos rápido y nos
quedamos insatisfechos. El público pensaba que teníamos mejor directo que grabado,
pero para que el público vaya a los conciertos hay que entrarle con el disco.
E: ¿Cómo está el mundo del rock actualmente en España?
C: La mayoría de los grupos tienen que autoproducirse,
autogestionarse, autoeditarse. En nuestro caso, tenemos la suerte de contar con
una discográfica independiente que nos lleva la gira. En la mayoría de los conciertos y festivales siempre se ven
los mismos nombres. Está muy bien que se promuevan a aquellos que mueven a las masas,
pero no se dan oportunidades a los nuevos grupos. Y son muchos, aunque la
mayoría son poco originales y no aportan nada nuevo. Es difícil sobresalir si
no tienes una promoción multimillonaria para que, como mínimo, te conozcan un
poco, aunque sea de vista.
E: Vosotros habéis producido el disco. ¿Cómo ha sido el trabajo hasta
lanzarlo al mercado?
C: Es mucho trabajo. Entramos a grabar en agosto de 2011 y prácticamente
estuvimos en el estudio todos los días hasta diciembre. Hemos grabado muchas
maquetas para tener claros los arreglos, para que las estructuras de las
canciones quedaran bien fijadas,… La canción de media hora tiene 120 pistas
grabadas, ¡imagínate! Todo el proceso ha requerido mucho esfuerzo, pero cuando
ves el producto final, todo ha merecido la pena. Por otra parte, no todo el
trabajo se hace dentro del estudio. Cuando acabamos de grabar, trabajamos otros
cuatro meses en la postproducción del disco, y finalmente queda todo el tema de
prensa, presentaciones acústicas, etc. Hay tanto trabajo que es imposible
cuantificarlo.
E: ¿Cuál ha sido el paso decisivo para dar el gran salto?
C: Sin duda, tomarnos las cosas con calma. Como ya he dicho antes,
en 2009 sacamos los dos primeros discos, muy ansiosos por mostrarnos al mundo.
No fuimos conscientes de que necesitábamos madurar la producción de un disco.
Lo habitual es sacar un disco cada dos o tres años, para que haya gira,
promoción, y para que la gente se dé cuenta de que ese disco existe. Con humilde osadía está muy cuidado, y
al final tiene sentido salir de gira, invertir dinero en promocionarlo, hacer
una edición de lujo como la que hemos sacado,… Otro factor importante es
madurar como persona para que te tomen en serio, ya que la imagen que uno
proyecta a los demás es la que vale. Si haces grandes canciones pero no haces
las cosas con cuidado, ese trabajo no vale nada.
E: ¿Cómo surge una canción de media hora?
C: Al principio, era una canción normal. El problema es que no le
encontraba final, así que le di muchas vueltas e intenté acabarla, pero nada. A
la semana siguiente, compuse otra canción que hablaba de lo mismo pero desde
otra perspectiva, y tampoco tenía un final. Se me ocurrió juntarlas, y cuando
estábamos tocando en el local, pasé de la primera parte de la canción a la
segunda y salió adelante. Nos quedamos muy a gusto con lo que compusimos y lo
celebramos varias veces.
E: Ya habéis tocado esta canción en directo.
C: Sí, una vez, y espero que la hagamos otra. En ese concierto, fue
la canción más cantada por el público. De hecho, pienso que es la mejor del
disco, pero no es para hacerla en cada directo, porque no siempre vamos a poder
contar con tanto tiempo.
E: ¿Cómo aparece la idea de incorporar instrumentos como violines,
saxofones,… en el disco?
C: Cuando componemos las canciones, nos imaginamos qué puede quedar
bien y qué le daría color al disco para ayudar a romper la monotonía. Se trata
de reinventarse e incorporar lo que los temas piden, y esto es posible porque
tenemos la gran suerte de conocer a bastante gente dentro del mundo de la
música, amigos que están dispuestos a colaborar. Nacido de la enfermedad, el tema de media hora, es el más
arreglado. Tiene dieciséis violines, nueve violas, diez chelos y dos
contrabajos, y todos están grabados por la misma persona. Todo esto no se echa
de menos en un directo, porque los conciertos tienen un plus de energía que no
se da en el disco.
E: Contáis con tres colaboraciones en este disco.
C: Sí, han grabado con nosotros José Manuel ‘El Dos’, cantante de Frutas y Verduras, Kike Suárez ‘Babas’ y
Mar Cabello, de El Mar de Yang.
Teníamos ganas de compartir nuestro trabajo con gente a la que admiramos. Esto
hace el disco doblemente importante, hace la obra más grande.
E: Las comparaciones, ¿son odiosas o halagan?
C: Un poco de las dos. Son odiosas, porque a nadie le gusta que le
etiqueten, y además con las comparaciones lo que se hace es negar la propia
individualidad de un artista, lo que duele en el ego más profundo. Por otra
parte es comprensible, y si nos comparan con los grandes, como Marea y Extremoduro, no lo vamos a despreciar. En cuestión de público,
preferimos la calidad a la cantidad, pero la calidad no da de comer, y con
tener la mitad de fans de los que tienen los grandes, ¡ya pueden decir lo que
quieran de nosotros!
E: ¿Cómo os inspiráis para componer?
C: La verdad es que no lo sé, porque va sobre la marcha. Te llega
una idea, a veces sin saberlo, y todo lo demás va saliendo solo, sin quererlo,
que es como tiene que surgir. Si no fuera así, las obras serían artesanales y
no artísticas, y esto se nota, pues no son canciones tan profundas.
E: ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser músicos?
C: Hay muchas cosas buenas, pero la mejor de todas es transmitir sensaciones con tus canciones, a veces sin ser consciente de ello. Lo más
grande que una canción tuya puede hacer es hacer pensar a la gente que duda. Lo
peor es que no tenemos convenio ni nada parecido, todo lo tenemos que poner
nosotros. No se promociona lo que se hace ahora, sino lo que ya se ha hecho y
se sabe que se vende. Realmente se cuenta con muy pocos medios para llegar a un
público amplio.
E: Por último, ¿qué es el público para vosotros?
C: Es una motivación para creer que merece la pena salir a tocar
donde sea. Aunque sea sólo por un fan que te reclame y que esté lejos, por
complacerle se hace lo que sea. El público es el que manda, y es ahora cuando
vamos a salir a ver la respuesta que nos da. Nosotros no hacemos canciones para
el público sino para nosotros, pero compartirlas con ellos es lo que le da
sentido a todo.
Dani, Javi, César y Néstor (Carta Baladí).
Puedes seguirles en:
Gema Quintans.